¿Qué significa realmente que la adicción a los videojuegos haya sido declarada como enfermedad mental?

Hay una diferencia entre disfrutar de los videojuegos, jugar mucho y ser adicto. Es importante recalcar que este es diagnóstico serio y que que debe ser tratado por un profesional de la salud, no vale autodiagnosticarse como chiste.

La semana pasada la Organización Mundial de la Salud declaró oficialmente la adicción a los videojuegos como una enfermedad mental. En un inicio, las industrias reclamaron y argumentaron que «no había bases sólidas».

Pero ¿Qué implica realmente ser un adicto? Los síntomas son similares a cualquier otro tipo de adicción: no poder parar de jugar, desatender amistades o familia, faltar al trabajo, no poder llevar una vida cotidiana de manera saludable, entre otros. Todo esto, en un período prolongado e ininterrumpido de, por lo menos, un año.

De lo contrario, si solo disfrutas mucho jugando, o inviertes varias horas en ello, no habría problema siempre y cuando no dejes de lado tus vínculos afectivos o responsabilidades. De igual manera, hay que estar atento a las señales para actuar a tiempo.

La primera vez que se habló de «adicción a los videojuegos» fue hace 30 años y no había mucha información al respecto. No fue hasta mayo del año pasado que la OMS revisó nuevamente la condición y se encontraron con 1.6 millones de casos clínicos confirmados (ni hablar de los no diagnosticados).

El que se estandarice esta afección como una enfermedad mental permite contar con estadísticas útiles y desarrollar un mejor tratamiento.

En voz de especialista de salud mental: No verlo como un problema aislado

La psicóloga clínica Cynthia Escobar Zúñiga nos explica que se considera adicción el «uso recurrente y persistente de videojuegos, implicando una conducta abusiva y excesiva, la cual conlleva un importante y grave deterioro en diversos aspectos de la vida del sujeto».

«Es decir, el juego y las horas utilizadas en este traen consigo consecuencias negativas y conflictos en el ámbito familiar, social, laboral, académico, entre otros», explica.

Asimismo, recalca que otro elemento asociado a la adicción es que «el deseo de jugar resulte incontrolable», afectando el desarrollo óptimo de su vida diaria.

Por estadística, esta adicción afecta mayormente a niños y jóvenes, por lo que Escobar recomienda a los padres. «Recomendaría consultar con un especialista en salud mental, por ejemplo, una intervención que ayude a trabajar la ansiedad que implica el no jugar, eso podría tener resultados favorables», sostiene la psicóloga.

«Por otro lado, considero fundamental el involucramiento de la familia, ya que incluso dinámicas familiares podrían estar fomentando esta misma adicción. Es importante generar diálogo con la persona e indagar las motivaciones detrás de tantas horas dedicadas a un juego: ¿Se trata de un escape de realidad? ¿lo virtual resulta mas tolerable que la realidad? ¿podrían haber problemas emocionales?», añade.

Para Cynthia, es fundamental que la problemática no se vea de manera aislada, o considerar que la persona afectada es el problema en sí. «Que se intente entender desde diversas aristas: sociales, familiares, académicas, emocionales, entre otras», afirma.

Es importante recalcar que, aunque se haya declarado la adicción a este tipo de entretenimiento como una enfermedad mental, no implica que, necesariamente, sea negativo para la sociedad.

«No considero que (los juegos) sean malos para la sociedad. Creo que, incluso con un buen uso (en donde las horas dedicadas al juego no impliquen a un malestar clínicamente significativo), los videojuegos pueden ser un hobbie positivo», expone.

«Es importante que las personas disfruten de su tiempo libre y tengan tiempo recreativo. Sin embargo, claramente un uso excesivo y descontrolado resultará dañino para la persona. Es por eso que es tan importante detectar los elementos que vuelven a una persona más vulnerable a presentar una adicción a videojuegos, o cualquier otra adicción», concluye la psicóloga clínica.

Un ejemplo extremo, pero real

En el siguiente video, con subtítulos en español disponibles, se habla de un caso real de 2015. Un hombre taiwanés de 32 años que jugó 73 horas seguidas sin parar y su cuerpo sin vida fue encontrado en un ciber café por una empleada del lugar.

Según recopiló CNN, una empleada del lugar lo encontró sin vida en horas de la mañana. «Estaba desempleado desde hace tiempo y los cyber cafés eran el único lugar a los que podía ir», expresó la empleada.

El canal Chubbyemu trató el caso a fondo y explica qué le sucedió a su cuerpo por estar tanto tiempo ininterrumpido sin jugar.

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